Escaleras estrechas, pavimentos abombados, habitaciones sin luz, instalaciones obsoletas… En el barrio de Poble Sec de Barcelona es fácil encontrarse todos estos contratiempos a la hora de buscar una vivienda, dada la antigüedad de la mayoría de las fincas. Sin embargo, como compensación, también hay techos con vigas de madera y vueltas catalanas, paredes de ladrillo visto, techos altos y ventanas por aprovechar.
Tras analizar los pros y los contras, la pareja francesa propietaria de este piso tuvo claro con cuáles se quedaba, aunque eso supusiera una rehabilitación integral para subsanar los muchos y diversos problemas estructurales del inmueble. Y no se equivocaron, a la vista del espectacular resultado conseguido por Global Projects: un maridaje perfecto entre los elementos existentes en la finca con una reforma de estilo industrial y un sutil toque francés en la decoración.
De un vistazo
Quién vive aquí: Una pareja francesa
Situación: Barcelona
Superficie: 80 metros cuadrados
Reforma: Carles Rodríguez, de Global Projects
Fotos: Alicia García
Un piso de tres dormitorios con poca luz, una cocina pequeña y un baño justísimo. Eso es lo que se encontraron los propietarios de esta vivienda al visitarla por primera vez aunque, ya entonces, sabían que ofrecía grandes posibilidades de mejora. De ahí que no dudaran en ponerse en contacto con la empresa Global Projects a la que encargaron “una reforma integral que consiguiera abrir mucho más los espacios y mejorar la luminosidad de todas las estancias”, explica Carles Rodríguez, el responsable del proyecto.
En cuanto a su distribución, los requisitos básicos planteados fueron: una cocina abierta, una habitación en suite, un baño con bañera exenta y un espacio de oficina integrado en el piso pero que pudiera independizarse para su uso como habitación de invitados ocasional con un segundo baño.
“Más allá de la distribución de los espacios, los propietarios tenían mucho interés en recuperar la obra vista de las paredes, las vueltas cerámicas de los techos y cualquier otro elemento característico del piso. Todo ello sin olvidar que había que optimizar el espacio de almacenaje”, dice Carles Rodríguez. “El estilo también era muy importante para ellos. Buscaban un look industrial pero con grandes dosis de personalización para crear un espacio acogedor”, añade.
Es, sin duda, una larga lista de requisitos que obligó a cambiar totalmente la distribución para ganar luminosidad y amplitud de espacios, lo que se aprovechó también para reforzar la estructura en algunas zonas donde se descubrieron patologías que se habían abandonado desde hacía años. “Realizar refuerzos estructurales en fincas tan antiguas no es nada fácil; técnicamente, esa es la parte más complicada”, asegura el responsable del proyecto. Sin embargo, por otro lado, “a nivel creativo, fue muy sencillo ponernos de acuerdo con nuestros clientes para dar con un interiorismo con personalidad”, cuenta.
Un buen ejemplo de ello es la cocina abierta, que reúne lo mejor de la tradición y la innovación en elementos tan destacables como la cerámica de la pared, diseño de Patricia Urquiola para Mutina, que reproduce las clásicas baldosas hidráulicas con modernas técnicas de impresión digital recreando una estética modernista muy actual.
Otro aspecto destacable es la singular placa de cocción con horno inglés de estética retro o el Silestone de la encimera, el modelo Lagoon en acabado Suede. “Queríamos hacer un guiño al mármol blanco típico de las cocinas de siempre pero con un material que, además de imitarlo muy bien, tuviera ventajas técnicas sobre el primero”, comenta Carles al respecto.
Hierro, vidrio, cerámica y madera. Con estos cuatro materiales se ha podido recrear el ambiente tradicional que se buscaba al tiempo que se respondía a las demandas de los dueños de la vivienda. “El hierro está presente en los refuerzos estructurales y es especialmente visible, tratado al natural, en la cristalera, que da fuerza y personalidad al piso”, explica Carles, centrando la atención en el que es, quizás, uno de los puntos más diferenciadores de este proyecto.
Situado en posición central, el despacho de uso diario del propietario de esta vivienda se abre a través de una gran cristalera a las zonas de día de la casa, lo que le permite disfrutar de toda la amplitud de la misma pese a estar delimitado. Además, este espacio funciona como dormitorio de invitados cuando hay visitas, gracias a un sofá cama. “La idea era crear un espacio totalmente acristalado y un poco elevado, que nos permitiera zonificar el salón sin crear divisiones muy duras”, apunta Carles Rodríguez, para pasar a destacar otro factor clave de esta intervención: “La elevación de 50 cm con respecto al suelo de este espacio nos permitió, también, aprovechar la zona inferior para almacenaje mediante unos cajones que cubren toda la superficie de la estancia”.
El despacho acristalado –y dormitorio de invitados– y el baño adosado a este delimitan las zonas más privadas de la casa sin que por ello se vea resentida la planta abierta de la vivienda. El dormitorio principal se diseñó en suite, con un baño privado que se dejó lo más abierto posible para permitir el paso de la luz natural procedente de las ventanas.
Con un equipamiento reducido a las piezas esenciales, el dormitorio principal sigue la estética imperante en el resto de la vivienda, aunque con un tratamiento algo diferente. Aquí el ladrillo visto se ha limitado a la hornacina que funciona a modo de cabecero para la cama, realzado mediante una iluminación perimetral. Y, desde un punto de vista funcional, cabe destacar los cajones empotrados en la pared –integrados bajo el despacho–, que ofrecen también capacidad de almacenaje adicional a la habitación, además de al salón.
El baño no solo cumple con el requisito de contar con una bañera exenta, como pidieron los propietarios desde el principio, sino que desprende una atmósfera modernista y un punto chic gracias a su combinación con elementos tan determinantes como el gres porcelánico del suelo que actualiza las clásicas baldosas hidráulicas; de nuevo, otro diseño de Patricia Urquiola para Mutina, aunque con todas las prestaciones de éste material resistente y de fácil mantenimiento.
Las griferías clásicas o el espejo envejecido son otros elementos que crean un atractivo contraste con elementos más actuales y minimalistas, como el mueble bajolavabo de obra.
El pavimento utilizado es un laminado sintético de Meister sobre una capa de suelo radiante, una agradable manera de calentar la casa que no requiere del empleo de esta chimenea, que se ha mantenido como elemento decorativo.
“En resumen, el conjunto busca reinterpretar un estilo industrial capaz de transmitir la esencia tradicional modernista de Barcelona sin renunciar a recursos técnicos más propios del minimalismo, como espacios pintados en blanco puro, tiras led empotradas, pladur, etc”, concluye Carles Rodríguez.
Fueron muy ingeniosos al poner en otro nivel la oficina para zonificar y conseguir mayor espacio de almacenaje.