Las casas que compartimos en el blog, siempre son casas que cuando las vemos nos transmiten algo especial. Al fin y al cabo se trata de eso ¿no? Un hogar debe de transmitir. Transmitir, calor, paz, tranquilidad, recuerdos, alegría, pureza… cuando una casa no nos transmite nada, es ambigua, pasa desapercibida es una más, una casa sin alma.
Sin embargo nos gusta ver -y compartir- hogares vividos, que nos transmiten y nos evocan sentimientos, recuerdos o cualquier tipo de pensamientos. Que despiertan algo en nuestro interior, que nos llama la atención por uno u otro motivo y destaca sobre los demás. Más allá de tener un estilo concreto o una buena combinación de colores o muebles… hay algo más allá que hace que un hogar tenga alma.
Por eso en la casa que os enseño hoy, no voy a poner etiquetas y decir si es de uno u otro estilo, si destacan más unos materiales que otros, ni hablaré de la fabulosa combinación de colores, de los contrastes o de como combinan unas piezas con otras. Simplemente os la muestro con el fin de que sintáis ese algo que, por lo menos a mi, me ha transmitido 🙂
Es una casa que tomo prestada del fantástico blog The socialite family que siempre os recomendamos. Si queréis conocer un poco más a la familia que la habita, podéis ver el reportaje aquí. Sobre todo defendemos que una casa es para la libre expresión de uno mismo, y cuando esto se tiene en cuenta es cuando un hogar tiene alma.
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de esta casa? Cuéntanoslo en los comentarios.
Lo que más llama la atención es la luminosidad del hogar.