¡Hola de nuevo!
Como ya hacemos un añito con esta encantadora familia de DTA, he pensado que es el momento de escribir algo muuuy especial, que por una parte tenga relación con la época de preparación de celebraciones en la que estamos (San Valentín, día del padre, día de la madre, comuniones, bodas…) y por otro lado, hablar de las nuevas tendencias en diseño de sabores.
Este verano preparamos unos «mapas del tesoro» para unos novios entrañables, en los que señalaban con una X sus 10 sitios principales en todo el mundo que recomendaban a sus invitados no perderse. Esto os sonará a todos, porque quien más y quien menos, tendrá su sitio favorito al que le gustaría volver si tuviera la ocasión de repetir el periplo por aquel país que tanto le impactó. Aquel restaurante pequeñito de tal memorable y recóndita ciudad, lejos de la catedral, lejos de la zona turística, hallado por casualidad, en el que probasteis un plato que os marcó.
Está ocurriendo, nos estamos abriendo al mundo y a nuevas experiencias. Se acaba de celebrar la convocatoria anual de Madrid Fusión, que es ni más ni menos una cumbre internacional gastronómica en la que las miradas más influyentes del mundo se concentran en un mismo punto del mapa. Por no hablar de los programas y concursos de cocina, que arrasan con todas la audiencias. Incluso en los que los protagonistas son pequeños niños que dominan platos de países que ni conocíamos (me refiero al aspecto culinario, se entiende). Hace poco Jesús Calleja invitó a su Planeta a David Muñoz (Diverxo) a superar un reto en Perú y no nos sorprendió su dominio de los platos e ingredientes de esta cocina, su forma de desenvolverse en un mercado local y de sorprender a los cocineros de un restaurante cocinando sus propios platos. ¿Qué está pasando? es la inspiración de la que tanto hablo en los post, de la forma de demandar experiencias y de aprender a valorar el precio real de las mismas. Ya no se paga por una pieza de porcelana con comida, se paga por una sensación.
Y en este punto es donde encuentro el eslabón para unirlo a la experiencia de las bodas. Afortunadamente, las bodas no son lo que eran. Hasta hace poco me centraba en el aspecto puramente de diseño. Ahora ya no se va a una boda a pasar por una serie de procesos de los que muchos huían. Ya no se trata de acudir a una ceremonia, después a un banquete absurdamente abundante para terminar con un breve bailoteo y a casa a prepararse de la peor de las resacas… Pinterest, que lo cito siempre, los blogs especializados en esta materia y las revistas de moda han fomentado este cambio, y esta experiencia que buscan todas las parejas ya no se centra sólo en la decoración de los espacios, ya no sólo buscan sorprender con detalles. Ahora todo se dirige a un punto muy interesante, las experiencias culinarias. Lo he comprobado en el cambio que han experimentado las bodas en estos dos últimos años y la respuesta es unánime. Los novios son disfrutones, pero los invitados también.
Por lo que acudir a una boda ya no es un compromiso, sino una invitación a una experiencia brutal, que brinda una pareja para compartir su mejor momento en un día que quieren hacer memorable no sólo para ellos. A esto unimos la pasión de los empresarios de catering, que lejos de las típicas croquetas semi rancias y los cuatro canapés que se ofrecían hace muchos años, lejos de los interminables platos del banquete y las copas rellenas de vino, en ocasiones, peleón, se centran en una cocina imaginativa, un despliegue de creatividad, de sabores y texturas que los invitados sí están deseando probar, porque la sensación es parecida a una prueba de menú en Kabuki. Para los que no lo hayáis probado, de verdad que es sublime. Merece la pena ahorrar. Cada plato ofrece una sensación diferente. Cada uno requiere que un cocinero experto lo prepare, uno a uno, teniendo en cuenta las condiciones óptimas de temperatura y sabor de lo que nos van a ofrecer.
No es de extrañar, si habéis tenido la ocasión de probar los nuevos platos que están desarrollando estos artistas de la cocina. Y lo interesante no es sólo que se hayan formado en Le Cordon Bleu o que hayan abierto en 3 años 2 restaurantes, lo interesante es que recogen esa materia prima de esos lugares recónditos a los que la mayoría no hemos viajado y nos los presentan en pequeñas porciones, para que las sepamos apreciar. Muchos de esos sitios son regionales españoles, de nuestra propia gastronomía, pero de lugares a los que no hemos viajado. Otros son de países lejanos. Por eso me encanta el concepto de fusión. ¿Habéis probado algún plato tradicional de la cocina libanesa, los impresionantes postres árabes con hojaldre y frutos secos bañados en miel, el matiz especiado de un souvlaki con tzatziki griego, una mini lasagna con setas y ricotta, una crema polaca o un pulpo a la brasa con puré de manzana? Y no sólo han evolucionado la forma de elaborar los platos, sino la estructura en sí de las bodas, para poder disfrutarlos de la mejor manera, ya que algunos tienen que ser asistidos por camareros en un puesto de show cooking, otros se pueden probar en frío y otros se sirven en buffet, porque sólo la preparación es un espectáculo.
Lo que buscamos es que ese momento no se convierta en un simple cocktail, sino en una degustación sublime, en un momento divertido en el que estamos deseando que llegue el camarero con el próximo plato. Ya no nos impresionan los nombres raros que no había forma de pronunciar ni de saber qué le estabas ofreciendo al paladar, ahora nos reservamos sin comer, si hace falta, a ese gran momento, que disfrutaremos seguro, de nuestro paseo por las cocinas del mundo, que nos hacen llegar en bandeja, mientras compartimos la felicidad de los demás.
Es tiempo de celebrar.
¿Listos para marcar en un mapa vuestros 10 principales?
Bon Appétit!!
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(Sólo hasta media noche)