Bohemio mestizo

Así es como volvemos a la carga, después de un veranito lleno de trabajo y un leve descanso, casi apetece que irrumpa el otoño de golpe para sacar un billete de avión, cruzar el océano hacia alguna ciudad cosmopolita y perderme por las calles para inundar la mente de nuevas propuestas.


Comienzo la andadura con una parada por las tendencias neoyorquinas, inspirada por la mirada peculiar de Dabito de Old Brand New, un fotógrafo y blogger apasionado por los muebles de época mezclados en espacios modernos. Lo que me gusta de su estilo es la fuerza de los espacios que cuentan viejas historias. Muebles antiguos con formas rectas, desconchados por causa de haber pintado el frontal sin tratar antes la madera. El paso del tiempo juega a favor y crea la esencia de ese rincón. El resto de elementos neutros crean el carácter. No me puede gustar más. Otras cosas cuya esteticidad absorbo como esponja son las vajillas clásicas, las de las casas de las abuelas, empleadas como soporte de objetos para las que no están destinadas. Una jarra que sujeta los grissinis, un soporte de madalenas que sostienen macetitas de musgo, un camino de tela arpillera, un centrito blanco… Uhm, sólo me imagino la cuchara de mi café humeante girando en círculos hacia la izquierda mientras miras por la ventana y te encuentras un mercadillo-festivo en pleno Greenwich St. Abres la ventana y ves un tumulto de gente que intercambia risas. Entra el sonido de un ritmo rápido de punteos. Coges el móvil y capturas en Shazam esa canción que te llevará siempre a ese momento. Two Door Cinema Club – What you know. No, no estoy en New York, ¡ojalá!, mis recuerdos sí.

De pequeña imaginaba que viviría en NY, así sin más. Nos dijeron que si estudiábamos una carrera podríamos trabajar y vivir donde quisiéramos. Evidentemente esto hemos comprobado muchos que no era cierto, pero en aquella época yo no caí en el factor raíz. Tu futuro arraigará allí donde encuentres el amor, por encima de todo. Lo bueno es que siempre nos queda viajar y esta es la época perfecta. Sigo soñando con vosotros. Si viviese en West Village me imagino un espacio amplio, con mucha luz, con pocos objetos decorativos pero con un peso importante en la estancia. En la habitación, materiales nobles como la madera, telas porosas en tonos grises y muebles integrados. Pasillos infinitos con puertas correderas que no obstaculizan el paso. Tengo una página fetiche que no me puede gustar más. http://architizer.com, no os la perdáis si os gusta matar las horas vivas disfrutando de la arquitectura y el interiorismo.

Pero no todos los sueños son en grande. También me imagino esa pequeña cabañita a orillas de un lago inmersa en un silencio total, con colores de la naturaleza que bañan el interior y espacios que sirven tanto para trabajar como para desconectar del mundo. Si tuviese una cabaña así la decoraría con una mezcla boho-chic, con muebles recuperados y otros de diseño, pequeños espacios con encanto. Os recomiendo que visitéis esta página, http://pietheineek.nl os sorprenderán los diseños toscos y artesanos que roban el protagonismo de cualquier habitación.
Influenciada por esta tendencia, este año me ha dado por los cobres, tanto en griferías como en espejos envejecidos, como si hubieran sido recuperados de otros usos. Ciertas cosas que denotan calidez y paso del tiempo, la huella que más nos inspira a la hora de generar nuevas ideas.
Y cómo no, toca hablar de las texturas. Para encontrar el equilibrio en un interior y que no se quede como inerte, me guío por estos puntos básicos: iluminación, color, contraste, textura y funcionalidad. Esto para mí es una máxima que puede ayudar tanto para reformar un baño, una cocina, un salón o un vestidor… El toque de personalidad, los recuerdos, los muebles transformados o heredados, son cosas que con un poco de maña suman a la composición final. El gusto por las mesas bien puestas, que no se trata de poner manteles y cuberterías, sino de dotar a una mesa de personalidad, lo adquirí casi sin darme cuenta tomando un vinito en casa de mi amiga Andrea, un ejemplo de saber estar en todas las vertientes.
¿Cómo dar densidad a un espacio puro con madera, blancos y grises? Una alfombra de lana gorda con un toque de color fuerte que contraste con los grises, cojines de distinto tamaño y estampado, altavoces, jarrones y lámparas de líneas rectas y modernas y láminas de viajes enmarcadas con sencillez.

Sigo con las «teletransportaciones». A un lugar de playa, un clima tranquilo, mucha luz, luz blanca que invade los rincones, que son atenuados con varas de caña para buscar una sombra arquitectónica que dibuje formas y convierta una foto plana en tridimensional. Interiores vibrantes con el tono del agua marina. Pequeñas piezas de colección como espejos recuperados de mercadillos de artesanos en recónditas ciudades.


Espacios atemporales, con tintes nórdicos. Una pared con trozos de madera rescatados de una montaña de trozos de muebles reciclados que un día dejaron de tener uso y sentido y ahora dotan de relieve y distinción a una pequeña pared. Me encantan las mezclas, esto lo comento en todos los post, pero lo mejor es la confrontación de utilidades. Sillas que por su diseño y elegancia se destinan en revistas de moda para dormitorios y despachos, yo las pondría en la cocina, como este modelo de silla Eames que podéis encontrar en DTA. Y este sillón descubierto en Phillips, que pondría en mi salón, sea cual sea el estilo, queda bien con todo.
Damos un salto a Buenos Aires, a la ciudad donde brota la creatividad en cada esquina, de donde vienen las mentes más locas y atrevidas para dar fuerza al consumo, de donde las palabras tienen tal sonoridad que la verdad y la insinuación se fusionan en varias interpretaciones y todas positivas. Sí, mi abuelo fue más argentino que sevillano, pero tanto la gracia de una tierra como el tesón de la otra evocan recuerdos que algún día saldré a buscar para conocer más a fondo. Tengo debilidad por la ambigüedad argentina. Por esa mesticidad elegante, pero salvaje, esa sobriedad plasmada en figuras icónicas con esa frescura de formas desdibujadas con tonalidades estridentes. Uno de los grandes hits de esta temporada, los papeles de pared. Las formas geométricas monocromas suelen ser un acierto, pero si quieres arriesgar, mi favorito es Pablo Piatti. ¿Cómo decorar una estancia con tal fuerza en las paredes? Lo primero de todo es que creo que el papel funciona como elemento decorativo, no como base. Es decir, las pequeñas tienditas inglesas con estampados fuertes funcionan porque son espacios de transición, no se vive allí por lo que no da lugar a cansarse. Pero si lo que quieres decorar es tu casa, empapela sólo una pared. Y si el dibujo tiene tal presencia como estos ejemplos, el contraste se busca con pequeños elementos sencillos, como un perchero creado con una rama, cestas de rejilla (sin mucho peso visual) para ordenar objetos y pocos objetos densos. Si quieres poner una alfombra, que tienda a fibras naturales mejor que a lanas pesadas.
Otra forma de acotar el espacio sin vestir el suelo de lanas ni sintéticos es dibujar el espacio con azulejos y acompañar esa estancia con madera, hierro, piedra y fuego. ¿A que ya os estáis olvidando del verano y os apetece viajar a una ciudad fría? Esto es que os estáis contagiando de este afán por el callejeo y por perderse en lugares con encanto.
Y en esta pasión mía de dejar que el exterior invada el interior como una enredadera que termina abrazando por completo una fachada, os muestro un ejemplo de una pared principal de dormitorio, que tiene como cabecera un papel con un skyline que difumina edificios en un guiño a un fresco italiano. Os muestro una terraza interior que huye del aburrimiento con tablones de madera que dejan pasar la luz, con colores que contrastan a los de la naturaleza. Si os fijáis, parece un jardín tropical, pero sólo tiene 4 plantas en maceteros medianos. La disposición de los muebles y la jardinería es perfecta. Y por último, una estantería muy sencilla, hecha con las baldas justas como para dar forma a un árbol que crece en la pared del salón.

Y termino este post volviendo al último punto que tendríamos en cuenta en una casa, una esquina de la entrada, mera zona de paso, el interior del vestidor, el frontal de la zona de lavado o el trozo de pared ocupado por un perchero colgado. Son los sitios perfectos para arriesgar porque no hay que complicarse con buscar muebles que acompañen, que den textura o volumen, es sólo una pared de paso. Pondría un papel de diseño que evoque un viaje que encierre buenos recuerdos, o un dibujo de Conrad Roset.

Espero que os hayan venido bien estos pocos consejos que arranco directamente de una de mis grandes pasiones, de los sabores de los viajes vividos y pendientes de disfrutar, siempre con un tinte bohemio mestizo. Hasta otro ratito!!

 NARA CONNECTION
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