Ha llegado el verano…
y muchas de vosotras ni querréis oír la palabra «horno».
¿Eso que emana más y más calor?
¿Y que saca bizcochos que huelen muy bien…
… pero calientes?
¡Pues sí!
Hoy os va a apetecer hornear.
Porque hay que encender el horno (¡qué remedio!),
pero luego acabamos metiendo la tarta en la nevera y el resultado es…
¡¡espectacular!!
CHOCOLATE CHEESECAKE
Base:
– 24 galletas tipo Oreo (enteras)
– 55 gr. de mantequilla sin sal (a temperatura ambiente)
– 1 cucharada de azúcar blanquilla
Cheesecake:
– 4 huevos (a temperatura ambiente)
– 310 gr. de azúcar blanquilla
– 280 gr. de chocolate muy troceado (yo elegí con el 52% de cacao)
– 225 gr. de queso cremoso tipo Philadelphia
– 30 gr. de cacao en polvo sin azúcar
Cobertura:
– Mermelada de frambuesas
Paso a paso de la base:
- Precalentamos el horno a 175º con calor arriba y abajo y la bandeja a media altura.
- Trituramos la galleta lo más finita posible (yo utilicé una picadora). Le añadimos el azúcar y la mantequilla y lo mezclamos todo bien con los dedos hasta que sea una pasta.
- Preparamos un molde desmoldable de 20 cm., untando la base con mantequilla. Añadimos la mezcla de la base y con ayuda de una cuchara lo alisamos bien, presionando la mezcla para tener una base «dura», hasta tener un grosor de medio centímetro (aprox.).
- Horneamos la base durante unos 8 – 10 minutos, la sacamos del horno y la dejamos enfriar sobre una rejilla.
Paso a paso del cheesecake:
- Derretimos el chocolate (al baño maría o en el microondas) y reservamos para que se enfríe a temperatura ambiente.
- En un bol, incorporamos el queso cremoso, el azúcar y el cacao en polvo y batimos a velocidad media.
- Añadimos los huevos uno a uno, batiendo entre medias a velocidad baja hasta que esté completamente incorporado.
- Incorporamos el chocolate derretido (ya a temperatura ambiente) y batimos de nuevo justo hasta que se haya integrado con el resto de ingredientes.
- Vertemos la mezcla en el molde donde tenemos la base (ya fría) y alisamos la superficie.
- Horneamos durante una hora (aprox.) hasta que veamos que al mover el molde el centro apenas se mueve y la parte superior tenga un aspecto seco.
- Dejamos enfriar durante unos 15 minutos y, a continuación, lo cubrimos con papel de aluminio y lo metemos en la nevera durante toda una noche.
- Una vez frío, lo desmoldamos y cubrimos con la mermelada que más nos guste y… ¡listo!
¿A que visto así ya tiene mejor pinta lo de encender el horno? 🙂
El resultado es un postre fresquito y con una textura súúúper cremosa, ¡así que en cuanto lo probéis no podréis parar! ¡Espero que os animéis a hacerlo!
¡Feliz semana!
PD: Si os gusta la jarrita de la foto podéis encontrarla en la shop de DTA!!
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