Si os habéis fijado, cuando vemos imágenes de interiores minimalistas, casi desiertos, siempre suelen tener un hueco para un elemento común; fotografías. Ya sean personales, o de autor, y en cualquier formato, son el mejor arma para restar frialdad a ciertos estilos decorativos.
Enormes, como totales protagonistas, o formando parte de un conjunto, con diferentes formatos. Mis preferidas son aquellas que tienen un paspartú grande que las enmarca, sobre todo, si son en blanco y negro.
¿Qué me decís de las polaroids?. Un montón de fotografías pequeñas, en un formato más que reconocible, que pueden formar un mural, o protagonizar un DIY, a base de marcos, cuerdas, y pinzas de la ropa.
¡PA-TA-TA!
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pues es verdad!!! nunca me había fijado que lo que hacía más personal este tipo de interiores eran las fotos!! jeje
me encantan y además, justo ésas de las que hablas en blanco y negro y con paspertout grande.
un beso.
Pues a mi me ha encantado lo de colgar las polaroids. Queda tan bonito tener a la vista los momentos bonitos…