La pintura es algo sencillo, pero puede proporcionar un gran cambio al ambiente. Si no quieres entrar en grandes obras pero buscas actualizar tu casa, esta es tu solución.
Estudia el espacio y considéralo como un todo.
Muchas son las dudas que aparecen cada vez que uno se ha de enfrentar a un cambio de color. Nunca se está seguro de que el color elegido vaya a funcionar, porque es difícil imaginar el resultado final. La ventaja es que si no te gusta como queda siempre puedes volver a pintar. Pero para evitar errores de principiante, conviene empezar por observar detenidamente el ambiente y, si vas a pintar toda la casa, elaborar también una idea de conjunto. En primer lugar, para que no haya saltos de color muy marcados, que puedan crear desconexión entre espacios, y en segundo lugar para ahondar en las posibilidades creativas que pueda ofrecerte un estilo arquitectónico determinado.
Un techo alto, molduras de escayola, puertas de dos hojas o pavimentos de madera conforman ese grupo de elementos esenciales que pueden servirte como punto de arranque para empezar a dar forma a este proyecto.
Por esta razón, para una primera toma de muestras, sintoniza con el estilo arquitectónico, pero también con la luz natural, las vistas, las proporciones y, por supuesto, con el mobiliario. El lenguaje de colores al que llegues, tiene que poder transmitir también una atmósfera determinada: cálida, neutra, sutil, atrevida…
Por otro lado, con una idea concreta de lo que vas a hacer, es más fácil determinar por dónde conviene empezar, el producto más indicado, lo que te vas a gastar, si hay que preparar las superficies así como el tiempo que podrán llevar los trabajos.
¿Cómo afectará el color que elija en las proporciones del ambiente?
Bien empleados, los colores ayudan a equilibrar las dimensiones de los ambientes, creando efectos de amplitud, acortamiento o ensanchamiento de los espacios. Por ejemplo, para crear sensación de amplitud, se puede unificar con un mismo color, puertas, rodapiés, frentes de armarios, baldas, molduras… Por otro lado, con un techo alto, tienes muchas opciones decorativas, que habrá que valorar en función de lo que quieras destacar. Si buscas que el volumen no tenga un límite definido, por ejemplo, pinta el techo y las paredes del mismo color. Si en cambio la habitación también es estrecha, quizás convenga que el techo pase más desapercibido, por ejemplo, pintándolo de blanco.
¿Influye el estilo en la elección del color?
La elección de un color determinado puede favorecer o perjudicar el estilo de una vivienda. Por ejemplo, un piso estándar es casi seguro que va a enriquecerse con colores elaborados o con gamas desgastadas, dependiendo más del tipo de mobiliario y de la luz natural que de sus rasgos arquitectónicos. En cambio en una vivienda rústica con acabados en piedra, por ejemplo, le irá mejor el blanco cal, los tonos propios de la piedra o de los morteros empleados en el rejuntado. En este caso, conviene descartar los colores saturados o alejados de las gamas naturales.
¿Tu casa tiene detalles decorativos que conviene resaltar?
Generalmente las casas decimonónicas están llenas de detalles en escayola y madera, que se pueden convertir en el hilo conductor de tu propuesta. A veces solo se trata de integrarlas en el color de las paredes; otras de encontrar el color que las destaque, una manera de dar una vuelta a este tipo de detalles y revestimientos. Aunque, en la mayoría de los casos, basta con el blanco.
¿Qué papel representan las vistas y la luz natural?
La luz natural aporta alegría, aviva los colores y los cambia según sea la hora del día. Es una observación fundamental para elegir los colores que mejor se adapten a tu ambiente y así decidir dónde conviene aplicarlos para sacarle mayor partido a la composición. Por otro lado, si tienes vistas, a lo mejor resulta interesante reinterpretar en el interior la paleta de colores del exterior. Se suele hacer con los azules de la costa, con los tierras de los entornos montañosos y con los colores neutros, algunas veces elegantes y otros industriales, de unas vistas urbanas.
¿Me dejo llevar por los tonos que son tendencia?
No conviene elegir los colores de moda, ya que posiblemente no volverás a pintar hasta dentro de unos cuantos años. Aún así, es recomendable echar un vistazo a las tonalidades que marcan las últimas tendencias. Hoy por hoy, dentro de los tonos más sutiles, las gamas se elaboran para que parezcan lavadas o entalcadas. También se refuerza el lenguaje de los colores más sencillos mediante gamas análogas que, al subir o bajar la luminosidad de los colores de base, den forma a colores más elegantes, como pasa con los rosas, los celestes, los crema o los grises.
¿Cómo y dónde empleo el blanco?
Para algunas personas, elegir el blanco no es pintar. Sin embargo, se trata de un tono fundamental en estilos como el racionalista o los ambientes nórdicos. Por otro lado, tanto en los clásicos como en los rústicos, el blanco aportará un fondo neutral, rico en texturas, que permitirá un mayor lucimiento del mobiliario. La idea es crear una envolvente continua que aporte limpieza visual, para que adquieran peso en escena otros elementos compositivos del espacio como el pavimento, el mobiliario o la luz natural, por ejemplo.
¿Te gusta combinar colores?
Si es así, ten en cuenta que en un ambiente no conviene incorporar más de tres colores. Además, el 60% de uno de ellos tiene que ir en la pared. El resto se puede repartir entre rodapiés, molduras y carpinterías. Los ambientes clásicos tienen más material compositivo para este tipo de propuestas, mientras que en los de tipo estándar habrá que apoyarse en otros aspectos, como puede ser la distribución o el color de una tela para encontrar un hilo conductor que dé pie a una atractiva propuesta cromática. En esta zona de día, por ejemplo, en la que comparten espacio varias actividades, el empleo del negro grafito sirvió para sectorizar la zona de cocina.
¿Cómo debo usar los colores neutros y cálidos?
Tienen presencia de bajo perfil, pero sin embargo son elegantes y sofisticados. Con ellos se consigue incorporar beiges más lavados o matizar la frialdad de los grises. Conviene comprarlos ya mezclados aunque, antes de decidirte, emplea aplicaciones que te permitan visualizar el color sobre la imagen real de tu ambiente. Estos colores, al ser neutros, se pueden aplicar en toda la envolvente y en casi todo tipo de estilos. Otra opción es emplearlos solo en una pared para crear un foco de atención.
¿Eres un fan del gris?
Este color también entra en los patrones de los tonos que se pueden potenciar o suavizar. De esta forma, puede pasar de ser un color serio a una tonalidad que enriquezca el espacio, muy propicia para combinar con todo tipo de colores, especialmente con los opuestos. El blanco en combinación con estos grises más elaborados, sería el complemento perfecto para perfilar marcos de ventanas, molduras y rodapiés.
¿Y si quiero introducir un color llamativo?
Generalmente se emplean para hacer llamadas escenográficas o decorativas. El efecto máximo se conseguiría confrontando colores complementarios, es decir, las tonalidades opuestas en el círculo cromático que, aunque son antagónicas, tienen la particularidad de equilibrarse y reforzarse visualmente entre sí. En todo caso, para elegir los colores habrá que contar con algún lazo de unión que justifique su empleo, como las tonalidades de un tapizado, un cuadro, una alfombra o un mueble.
Ciertamente la elección de colores es crucial. Nosotros somos amantes de los colores neutros para las pareces, donde no rompan la sensación de espacio.. sin embargo, como se suele decir.. para gustos, colores!
Un saludo
Hace poco contrate los servicios de un pintor de mostoles, y me comentó que utilizando los colores grisáceos con algunas tonalidades de blanco.
Podría conseguir una sala bastante bonita. Y viendo las fotos del artículos me han gustado bastante como queda.