Algo está pasando con las bodas, ya no sólo tienen formatos diferentes en cuanto a organización y decoración, sino que además hay que saber acertar, sin perder personalidad pero sin dar el cante. Cuando recibimos una invitación nos fijamos en tres cosas: la fecha, el sitio y el dress code!! Antes buscábamos en el armario algo tradicional, de invierno o de verano, pero lo más discreto posible, aunque quizá rematando el look con un zapato o un tocado más atrevido.
Ahora más que nunca, gracias a las redes sociales estamos cambiando esos malos hábitos, casi rancios, que teníamos ante tales eventos y no sólo hemos aprendido a dejar que nos sorprendan, sino que además estamos mucho más pendientes de la moda. Ya no nos ceñimos a las normas convencionales de largo o corto, si se debe llevar o no tocado, evitar el negro y el blanco, y nunca olvidar meter unas chanclas en el bolso. Y menos mal, porque las bodas se han convertido en eventazos y tanto es así que hasta es posible que os veáis en algún blog de moda, en lugar de escondidos en la estantería que almacena el álbum de boda de los novios que os han invitado.
El truco es saber adaptarse a los requisitos del dress code. Sin agobios, porque si habéis sido invitados es porque los novios os conocen y vosotros a ellos, por lo que muchas sorpresas no habrá en ese sentido. Sin embargo, hay que saber descifrar lo que se espera de vuestro atuendo.
La fecha marcará mucho el estilo, pero el sitio os dará muchas pistas. No es lo mismo una boda en una finca que en una casa particular a pie de playa. Y a menos que la invitación la encabecen los marqueses o duques de alguna casa nobiliaria, podéis olvidar también el protocolo que os obliga a ceñiros al largo del vestido o al color.
Si han proliferado tanto blogs de bodas, es porque éstas, más que nunca, son escaparates que reflejan el estilo, en el que las invitadas muestran las tendencias de muchos front row de pasarela, los mejores outfits de las bloggers a las que siguen y toda la creatividad de los mejores diseñadores.
Todo, eso sí, bajo el prisma de lo que se adapta al estilo de cada una y cada uno, y lo que le favorece. Aconsejo arriesgar siempre, en cuanto a escotes y tejidos, etc., pero no en cuanto a estilo. Ante todo, no hay que disfrazarse. Y sobre todo, tened en cuenta que «informal» no significa «de calle» ni «playero». Significa que no vayáis vestidas como si fuerais a la ópera a ver La Traviata de Verdi, sino elegantes pero desenfadadas.
Y por el contrario, si os piden que os ciñáis al bow tie, no significa que sea de libre interpretación para los que normalmente no se vistan de corbata para trabajar. Significa que os están preparando un fiestón muy especial y que hay que ponerse pajarita e ir de largo, procurando no ser la nota que desentone luego en las fotos.
Y esto tampoco implica ataviarse para ir al Teatro Real, todo lo contrario, podéis encontrar trajes para todos los gustos y bolsillos, incluso en muchos websites, que combinados con un buen tacón o un clutch atrevido, puede convertirse en el modelazo de la boda.
Ya estamos en plena época de bodorrios, así que espero que estos consejos os hayan ayudado a dar con la clave de cómo acertar para ir de boda y además disfrutarlo.
Nos vemos en el próximo post!!
Bea.