Paredes en diagonal, revestimientos de espejo y pintura en color verde flúor. Sin duda, el diseño de este apartamento resulta rompedor. Llevado a cabo por Elodie Grammont y Miguel Ángel Borràs, del estudio Miel Arquitectos, el programa quedó definido precisamente por su uso como piso turístico: había que privilegiar las estancias sociales y se diseñó un inodoro “a la francesa”, para poder hacer uso simultáneo del baño. Sin duda, el contraste entre el antes y el después es, en este caso, todo un shock.
De un vistazo
Quien vive aquí: Es un piso de alquiler
Situación: Barrio del Poblenou, Barcelona
Superficie: 60 metros cuadrados
Arquitectos: Miel Arquitectos
Fotografía: Asier Rua
Como bienvenida, dos de los elementos característicos de la arquitectura de Barcelona: el suelo hidráulico y los techos con bovedilla. Formando parte de este hall y en mitad de la zona de paso (en la imagen) hay un improvisado estudio a medida hecho en tablero multicapa de abedul. Este escritorio, más que de trabajo, se piensa como rincón ideal para estudiar la ruta y puntos de interés que visitar, justo antes de salir de casa.
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La compartimentada distribución original queda en el olvido, de ahí que la tabiquería esté casi eliminada y veamos un espacio abierto y diáfano.
Tras cambiar el baño de sitio y mover instalaciones, una plataforma esconde el paso de cables y tuberías. El nuevo elemento elevado destaca gracias a un pavimento de azulejos artesanales de arcilla natural, una pieza de 20 x 20 cm de Mosaic del Sur en un llamativo color burdeos. El mismo pavimento se utiliza para todas las zonas húmedas.
La luz natural se refleja en el panel de espejos y resbala por las paredes de ladrillo pintadas de blanco: “El espacio cóncavo resultante aglutina y multiplica este templo de lo social”, describe Miguel Ángel Borràs, del estudio responsable de la reforma, Miel Arquitectos.
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ANTES: Las estancias tenían una forma totalmente regular. El pavimento hidráulico estaba muy deteriorado y costó repararlo, pero se hizo por su bonita carga ornamental. Se han mejorado las instalaciones, contratando más potencia eléctrica para nuevas necesidades, como el equipo de aire acondicionado, por ejemplo.
En la casa no hay un comedor al uso, sino una barra en la cocina con la encimera de Silestone Blanco Zeus. “La cocina, centro de la casa, está rodeada por una barra que estimula la charla y el picoteo informal. El gran panel de espejos invita a divertirse… y multiplicarse”, dice Miguel Ángel.
Además del colorido y jovial acceso al baño en color flúor, refuerzan el ambiente distendido las alegres PET Lamps diseñadas por Álvaro Catalán de Ocón, pieza icónica tejidas con fibras de palmera sobre botellas de plástico.
Los taburetes altos de madera de abedul tienen un agujero en el asiento que permite desplazarlos fácilmente. Son el modelo Bosse, de venta en Ikea.
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El acceso al baño es luminiscente, solución muy práctica porque así no hay necesidad de buscar/encender la luz para localizarlo en plena noche. Es una cara pintura de la firma catalana Mongay (en concreto la referencia 803), que se ha convertido en una de las singularidades del apartamento. Lo explica Miguel Ángel:
“Costó 30 euros el litro, pero resultaba vital dar energía al espacio”, señala el arquitecto: “Diseñamos la entrada del baño a modo de vestíbulo, como un propileo, para marcar la separación entre lo íntimo y lo social”.
El área del lavabo es lo que queda a la vista frente a la cocina. Lo configuran la encimera modelo Blanco Zeus de Silestone –con un lavamanos integrado–, grifería de la serie Class-Tres de Tres y una simple balda. El inodoro queda separado de la ducha en un espacio independiente, como se suele decir, “a la francesa”.
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En la zona de estar encontramos el sofá Ippon, de Habitat, tapizado en gris y cubierto de una gran profusión de cojines. Se trata de un modelo que se transforma rápidamente en cama ocasional.
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Este dormitorio ocupa el espacio del antiguo comedor. Tanto en esta habitación como en la segunda, la cama se coloca en diagonal, perpendicular a la pared oblicua. Es una invitación “a salir de la estancia y disfrutar de la ciudad”, explica Miguel Ángel. La forma convexa te “expulsa” del espacio. Por el contrario, la sala de estar presenta una forma cóncava, que invita a permanecer en ella.
Como el mobiliario es mínimo, se piensa en piezas multifunción. El mejor ejemplo es el polivalente escritorio, que hace las veces, también, de cabecero de cama. Las dos lámparas son el modelo Riggad, de Ikea.
El segundo dormitorio es más luminoso, gracias a las balconera que da directamente a la calle. En cuanto al interiorismo, es un calco del otro y cuenta también con un cabecero-mesa de obra, con el sobre de tablero multicapa de abedul, diseñado por los arquitectos.
Las puertas del armario, correderas, son unas originales del piso, que eran batientes… y verdes. Para integrarlas mejor en este espacio sosegado se pintaron de blanco.
Los materiales empleados en la reforma juegan con texturas muy variadas: desde los satinados espejos, pasando por el suave suelo hidráulico y la cálida madera, hasta el más tosco ladrillo visto.
ANTES: El programa de vivienda reducía la cocina a un espacio mínimo, incluso menor que el del baño.
El replanteamiento de la reforma fue integral: todos los usos y las habitaciones cambiaron de sitio. Ahora, la cocina es el nuevo corazón de la casa, diseñada para compartir jugosos ratos de ocio.
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En esta imagen vemos el estudiado diseño para llenar la casa de luz natural, gracias a tabiques en diagonal y al empleo de panelados de espejo.
“En todo proyecto la luz natural es la base de todo y este no es la excepción”, remata el cofundador de Miel Arquitectos, Miguel Ángel Borràs.